Cuando me destrocé el páncreas, empecé a vivir

Durante años, la humanidad ha dependido de inteligencias artificiales humanoides, tan perfectas que podían confundirse con personas reales. Ahora, la tecnología avanza y estas IAs son desechadas poco a poco y recicladas en nuevos dispositivos. Sin embargo, muchos aún sienten un profundo afecto por sus autómatas casi humanos.

¿Qué define a un ser vivo? ¿Es el miedo a dejar de existir un rasgo exclusivamente humano?

La ternura con la que los personajes de esta historia se cuidan entre sí, resistiendo a un progreso que amenaza con separarles de sus seres queridos, resulta conmovedora y profunda. Un manga que nos tocará el corazón con su dulzura y sus bellísimas ilustraciones.

Yuna, que perdió a sus padres en un accidente, y Airi, cuya relación con los suyos es algo retorcida, son amigas íntimas. Su último año de instituto empiezan a producirse una serie de extrañas desapariciones de trabajadoras sexuales en la ciudad. Pronto comienza a circular el rumor de que la causa es una misteriosa infección: una enfermedad que provoca que a esas mujeres les broten erupciones parecidas a ojos por todo el cuerpo, mientras «algo» las devora por dentro.

Una vez cada cuatro años se celebra durante un día el Kalari, el combate más sangriento jamás visto. Luchadores de todos los rincones de la megalópolis de Argos se enfrentan allí movidos por el hambre o el poder, respaldados por ambiciosas corporaciones. Todos menos Nakano, quien, simple y llanamente, busca matarlos a todos para cobrarse su venganza.

Iori, un joven alfa que ha soñado toda la vida con hallar a su alma gemela, se encuentra cara a cara con el destino cuando Leo, un omega que no goza precisamente de buena fama, se cruza en su camino.

Decidido a no dejar pasar esta oportunidad, lori busca la manera de volver a encontrarse con él para confirmar la sensación que experimentó la primera vez… pero nada sale según lo planeado.

¿Sus sentimientos son realmente producto del amor, del destino o del instinto?

Andou, un pastel que trabaja en el ayuntamiento, conoce a Sabitsugu, un tenedor, a causa del trabajo.

De repente, Andou siente que su corazón late más rápido de lo normal cuando recibe una miradita intensa que parece atravesarlo, y es que Sabitsugu no puede apartar los ojos de su deliciosa forma de pastel y decide conquistarlo.

Aunque Andou lo rechaza un par de veces, al final es incapaz de resistirse a este tenedor tan atractivo, persistente y sincero